"EL PERIODISMO ME PERMITIÓ ACERCARME AL CLUB QUE HABÍA QUERIDO TODA MI VIDA"

Aliancista por donde se le mire. Federico Salazar es sin duda uno de los hombres de televisión con mayor identificación blanquiazul.
Los días en saco y corbata de Federico Salazar alguna vez fueron de zapatillas, aventuras y la experiencia inolvidable de haber hecho de todo por Alianza Lima. Dos abuelos maternos al borde del divorcio en cada clásico, las primeras entradas al estadio para ver la fantasías de 'Perico' y 'Pitín' y la feliz huida hacia Talara para ser campeón luego de 18 años son episodios indelebles en la vida del periodista, quien llegó a recibir la inesperada visita ¡a las 7 de la mañana! de un crack aliancista que quería regalarle su camiseta.

Escribe Bruno Ortiz Jaime
Fotografías de Diego Suárez Bosleman

Es una tarde de 1973 y frente al portón principal de la tribuna sur del Estadio Nacional está un muchachito flaco, algo nervioso y atento de no perder su mercancía. Su nombre es Federico Salazar Bustamante y luce un poco ojeroso porque en la noche anterior se había amanecido en su barrio de Jesús María junto a su amigo Isidro Mamani, quien durante la semana le propuso el negocio del año: fabricar viseras de cartulina y venderlas afuera de la tribuna popular de Alianza Lima. "Vendimos todo. Nunca me había sentido tan millonario", cuenta hoy entre risas Federico, cuatro décadas después de aquella aventura a los 13 años, en la que incluso tuvo que sortear la furia de algunos caballos de la policía. "Nosotros hacíamos de todo para entrar al estadio y ver a Alianza. Ahora los chicos quieren ir al Mundial de Brasil, je", compara otra vez risueño.

Federico, ¿por qué hincha de Alianza Lima?
Por una especial tradición familiar. Mi mamá era hincha de Alianza, mi papá y mi hermano mayor del Municipal, pero el recuerdo más fuerte de mi niñez es el de mi abuelo materno, quien siempre he visto escuchar los partidos por radio, preocuparse por Alianza, saltar de emoción por Alianza. Luego confirmé el hinchaje en el estadio cuando tenía ocho vi en el estadio a ese extraordionario equipo de inicio de los 70.

¿Quién era por entonces tu gran ídolo en el equipo?
Me llamaba muchísimo la atención 'Perico' León. Me fascinaba por la velocidad y fortaleza. Hoy diría que (Julio) Baylón, pero en ese tiempo prefería a 'Perico' y las locuras que hacía 'Pitín' Zegarra. Además por la parte personal: la humildad, la modestia, un ser humano estupendo. El tipo era un artista. En pleno partido se subía arriba de la pelota y las tribunas estallaban. Me encantó el estilo de Alianza, el tratamiento de la pelota.

¿Esa inclinación por la estética puede hacer que el aliancista tenga una personalidad distinta?
No me he puesto a pensar, ah. Pero Alianza tiene su estilo y tiene su propia personalidad que probablemente la cargamos los hinchas. Aunque creo que somos muy diversos.

¿Cuál es el mejor partido de Alianza que has podido ver?
Yo siempre recuerdo el partido que para mí representa el punto más alto del fútbol peruano, que fue cuando se formó el Combinado Alianza-'Muni' en 1971. ¡Y le ganamos al Bayern! que tenía como seis o siete seleccionados. Y les sacamos el ancho, los dejamos sembrados. Estuve en el estadio y las paredes que hacían Sotil y Cubillas eran de ensueño. No creo que haya un punto más alto de nuestro fútbol.
A los nueve años junto a sus amigos antes de un partido de fulbito. Federico ya era un orgulloso hincha de Alianza gracias a la magia de Pedro Pablo León y Víctor Zegarra.
¿Y por qué crees que hasta hoy no nos hemos vuelto a asomar siquiera a ese nivel?
Antes se jugaba con una presión distinta. Ahora los chicos tienen que cargar con todos los años de derrotas y tienen la presión de cambiar todo. Encima son la salvación económica de sus familias en lugar de divertirse y hacer lo que saben. Así es muy difícil.

¿Era un barrio muy aliancista el tuyo en Jesús María?
Lo curioso es que la mayoría eran de la ‘U’, de 'Muni', en una época en la que estaba de moda. Yo era uno de los pocos de Alianza. En esa época de inicio de los 70 teníamos grandes jugadores, pero no la pasábamos bien en resultados y hasta peleamos abajo. Ahí aprendí a sufrir.

¿Crees que el sufrimiento ya es un sentir intrínseco al hincha aliancista?
Esa es sin duda una característica muy peruana. Está en los valses, en los huaynos, en los yaravíes, en todos lados. Yo no favorezco mucho la necesidad del sufrimiento, pero la realidad dice que somos sufridos. El sufrimiento es parte de la vida. Pero para el aliancista no es un sentimiento que anule, sino más bien que inspira. Por eso el lema de “corazón Alianza Lima, corazón para ganar”. Porque Alianza es pasión, y la pasión viene con todos los sentimientos.

Qué sufrimiento mayor que el perder a nuestro equipo en 1987. ¿Cómo viviste la tragedia?
La tragedia del 87 fue terrible. Porque además Alianza estaba despertando otra vez, tenía estos jóvenes valores y todo se cortó de pronto. Además estaba Marcos Calderón, un técnico importante en el fútbol peruano. Yo nunca había experimentado eso de que caiga un avión con tanta gente querida. Había visto accidentes, pero esta era gente muy cercana, a la que veía, seguía. En ese momento estaba en la revista Intercambio y me cayó  de golpe. No había celular y me enteré por un amigo periodista.
Presente y pasado. El barrio de Jesús María, los vecinos, la pichanguita, siempre con la blanquiazul en el pecho.
¿Cómo podrías definir tu experiencia en el Comando Sur, la tribuna popular de Alianza?
Lo que se vive en Sur es sorprendente. Nada más el piso tiene un sonido y movimiento que es atávico, casi como tribal, similar a los latidos del corazón. Eso te enciende y te conectas con el resto. Y es increíble cuando logras sacar eso y experimentas esa alianza con los seres humanos que va en las venas.

¿Dejaste buenos amigos en la barra?
Me acuerdo de mi primer director de barra en el 76, Álex Berrocal. Íbamos a picar papel con él los sábados, a entrenar algunas canciones y después jugábamos una 'pichanguita'. Y tenía mi carnet y todo. A Álex en ese tiempo no me acercaba mucho porque lo veía grande, y estaba con su 'african look' recuerdo... Tenía su Ford Escort blanco con su raya azul al medio. Y era un gran líder.

¿Cuál crees que es la mayor locura que has hecho por Alianza?
Cuando campeonamos en 1997 yo fui a Talara. Me fui como hincha a ver el partido y fue lo máximo. Me acuerdo cómo se tiraban a la piscina del hotel. Dejé el trabajo en Lima y me tomé la licencia. Habían pasado tantos años y era algo religioso que tenía que cumplir, un rito. Tengo en mi memoria las escenas del equipo celebrando. Fue algo maravilloso.
Alianza celebrando el título de 1997 tras golear a Torino en Talara. Federico viajó hasta esa ciudad y estuvo en el partido como hincha (Archivo)
El cariño por Alianza también se plasma en las camisetas blanquiazules que tenemos a lo largo de la vida. ¿Conservas alguna en especial?
Aún tengo esta de pequeño guardada en algún lugar (señala el cuadro). Ahora, tengo otra que es bastante especial y me la regaló Marco Valencia después de anotar un golazo. Fue increíble.

¡Vaya! ¿Cómo fue ese momento?
Una vez Marco metió un golazo y ganó Alianza. Al día siguiente apareció en el canal para el noticiario a las siete de la mañana y me regaló su camiseta número 7. Yo no la había pedido, yo no había hablado especialmente de él, yo había alentado al equipo como siempre lo hacía. Y Marco tuvo la gentileza y la generosidad de aparecerse en el canal. No para que le hagan reportajes ni una nota, sino para regalarme su camiseta. Me quedé helado. Hasta hoy la conservo como un tesoro en la casa de mi papá.

A propósito de las muestras de nobleza de los futbolistas, ¿tuviste como periodista la posibilidad de conocer un poco más de algún otro? A veces es complicado para la gente ver a la persona detrás de la estrella
El pueblo aliancista es muy de encumbrar y de endiosar y eso crea una distancia. Por eso a la gente le ha costado conectarse, por ejemplo, con Waldir Sáenz. Yo tuve una entrevista con él en un momento muy sensible y conecté con el ser humano realmente, me habló con el corazón abierto. Por esa ventanita vi a una persona muy sensible, con mucha soledad y ganas de hacer una amistad, alguien que necesitaba mucho afecto. No puedo decir que esa sea el verdadero Waldir, pero fue lo que me mostró en ese momento.

El periodismo también te ha dado la chance de estar más cerca de Alianza. ¿Esta relación te dejó algún momento especial?
Recuerdo que cuando empezamos el noticiario de la mañana con Sol Carreño, quien es de la ‘U’, fuimos al estadio y la barra aliancista respondió mi saludo con una ovación. Realmente fue súper emocionante, uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Que la barra de Alianza coree tu nombre es impagable. Un privilegio. De ahí otras veces he ido a Sur y me han tratado bastante bien. Hasta he cantado “el que no salta es una gallina”. El periodismo me permitió acercarme al club que había querido toda mi vida.

¿Cuán preocupante te resulta la degeneración del hinchaje hacia la violencia en la actualidad?
Me sorprende mucho la violencia de ahora. Porque yo de chico lo máximo que había visto eran los pleitos de mi abuela, que era recontra hincha la ‘U’, con mi abuelo de Alianza. Cada clásico era un divorcio. Pero ahí nomás. Todo tiene que regresar a su nivel el día siguiente. Se usa mucho el fútbol de pretexto para llevar a cabo acciones criminales.

Algunos hinchas consideran que Alianza es su religión
Hay gente que tiene algún déficit o hueco en su vida, algún gran desafecto y que lo trata de llenar con esa especie de religión inventada. Ni el fútbol ni Alianza son una religión. Es un equipo de fútbol maravilloso que nos llena de alegría y satisfacción, pero no es una religión. No hay un dios ahí. Pero esta gente busca un pretexto para ser agresiva.
Un reflejo de los dramas internos. Así describe a la violencia que mancha el fútbol peruano.
¿Cuál es tu postura respecto al manejo de Alianza Lima? ¿Debería considerarse la opción de ser una sociedad anónima?
Creo que Alianza debería tener un manejo gerencial, que el club sea vigilado para que no vuelva a vivir los casos de corrupción. La sociedad anónima es una buena posibilidad, pero también se puede triunfar como sociedad civil. Que me den el modelo que sea, pero bajo vigilancia. El presidente puede ser hincha, pero si el gerente no es hincha del club, mucho mejor. Esto hay que manejarlo con profesionalismo, no con calentura.

Se habla mucho de una posible vuelta de Claudio Pizarro para Alianza. ¿Por qué crees que hay tanto recelo hacia él?
La gente cree que en Pizarro debe hacer en Perú lo que hace en Europa y no se dan cuenta que tiene otros 10 jugadores de su nivel. Él ha dado mucho y ha sufrido injustas críticas. La gente ve las cosas muy planas: “allá gana tanta plata y sí hace goles, acá no”. ¿A quién no le gustaría meter goles por la selección? Además su forma de ser no es popular y ahí surgen los malos sentimientos como la envidia. Acá se siente más porque no hay muchas oportunidades y hay un recelo con el que las tiene y las aprovecha.
Habla con la seguridad de un hincha curtido en conocimientos económicos y sociales.
Federico, ¿qué podrías decirle a los lectores de Alianza History y a quienes están interesados en conocer más de la gloriosa historia del club?
Tenemos una gran ventaja sobre los otros equipos: una gran historia. La vinculación con el Señor de los Milagros, la rica historia de los orígenes, de la camiseta , de las canciones o lemas. Hay que hacer valer nuestra historia, no solo para jugar al fútbol, porque eso cambia de un equipo contratado de un año al otro, sino porque nos hace completamente distintos.

¿Alianza, a pesar de las pérdida de las tragedias y los malos momentos, sostiene la sonrisa del fútbol y el cariño popular?
Renacer es una necesidad. Y Alianza es eso. Las tragedias que hemos tenidos han sido tremendas, pero siempre estamos ahí, luchándola.

SOY ALIANCISTA

Federico Augustín Salazar Bustamante
Lima, 3 de septiembre de 1960 (53 años)
  • Periodista y presentador de televisión.
  • Cursó estudios de filosofía en la UNMSM.
  • Es hijo del periodista y escritor Arturo Salazar Larraín y Alicia Bustamante.
  • Está casado con la actriz Katia Condos, con quien tiene tres hijos: Tilsa, Vasco y Siena.
  • Actualmente conduce América Noticias Primera Edición y el reality show infantil Pequeños Gigantes.

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