"SER ALIANCISTA NO ES FÁCIL Y DEJAR DE SERLO ES IMPOSIBLE"

Álex Berrocal tiene tantas vivencias como años en Alianza Lima, el club que lo acogió como hincha y del que hoy es orgulloso coordinador general. Allí ha sido testigo de excepción de conmovedores acontecimientos como el trágico adiós a los 'Potrillos' y el postergado título nacional de 1997. "Ser aliancista te transforma", confiesa este jocundo hombre de 66 años en el que aún florece uno de los históricos fundadores del Comando Sur.

Escribe Daniel Brown Mansilla
Fotografías de Bruno Ortiz Jaime

Qué mejor testimonio de aliancismo que el de Álex Berrocal, hincha, ayudante y ahora parte de la columna administrativa del club. Alianza Lima tiene simpatizantes en todos los rincones del país. Varios son anónimos y otros, como él, se ganaron un nombre en la institución curtidos en momentos dulces y  también difíciles. Es por ello que de sus palabras brotan múltiples sentimientos por los colores y el firme deseo de que el club sea un modelo en Sudamérica.

“Mi primer recuerdo de Alianza fue en el Estadio Nacional, en 1969. Presencié un clásico ante Universitario y, pese a perder 2-1, me quedé con un jugador extraordinario: Pedro Pablo 'Perico' León. Por él me hice hincha de Alianza, porque era un extraordinario jugador y mejor persona. Y no dudo que más de uno se hizo hincha del club por él”, cuenta, con una apacible mañana de sábado de su querido 'Matute' de fondo.
Álex Berrocal es fundador de la Asociación Barra Aliancista, de la cual nacería luego el Comando Sur. Aquí en su etapa como hincha, con un curioso peinado afro y el entusiasmo inacabable para tocar el bombo (Internet)
Berrocal fue testigo de uno de los mejores equipos que tuvo Alianza Lima en su historia, el del bicampeonato 1977-1978. Por aquella época, con seis años en la barra aliancista que él mismo fundó, terminó de enamorarse de una escuadra que no solo representaba el coraje del pueblo blanquiazul, sino además deleitaba con un teatral dominio de la pelota.

“Se formó un buen equipo con Téofilo Cubillas, Hugo Sotil, José Velásquez, César Cueto, José Gonzales Ganoza. Varios jugadores que hicieron que Alianza juegue a un solo estilo, donde todos se conocían en la cancha de fútbol y que, incluso, enseñaron a jugar a Guillermo La Rosa. Practicaron un juego pícaro, entretenido, goleador y, como dice Cubillas, el fútbol que le gusta al hincha aliancista”.

Pero así como disfrutó con 'Perico' y el equipo de Cubillas y compañía, a Álex también le tocó pasar por la etapa más triste en la historia de la institución: la tragedia de lps 'Potrillos' en 1987. La historia reza que él estuvo a punto de embarcarse en el viaje a Pucallpa, pero por cosas del destino no llegó a subir al avión y se quedó en Lima, donde recibió la amarga noticia.
Aliancista a toda hora. Álex luce con orgullo su amor por Alianza hasta en los relojes que lleva en sus muñecas. Son su amuleto antes de cada viaje con el equipo.
“Hubo un momento en que preocupó que el avión se retrase mucho. Pasaban los minutos y no habían noticias del vuelo que venía de Pucallpa. Me fueron a buscar a las 8 de la noche y me pidieron que vaya al aeropuerto, y en el camino sentí una corazonada. El avión ya había desaparecido”, relata con un inevitable gesto de dolor.
La devoción por la Virgen María también tiene larga data en Berrocal, quien se encomieda a ella antes de cada partido de su querido Alianza Lima.
Un emocionado Berrocal recordó la picardía en concentraciones de Milton Cavero, la rapidez con la que Alfredo Tomasinni se unió al equipo hasta ser "un negro más" en el equipo, y la gran figura que fue Luis Escobar junto a sus socios 'Pelé' Casanova y 'Pacho' Bustamante.
Pero no quise llenar de nostalgia y tristeza la conversación. Aún había tiempo para los recuerdos intensos y felices como el de la campaña 1997. Aquel equipo liderado en cancha por Waldir Sáenz y Juan Jayo y por Jorge Luis Pinto en la dirección técnica sacó campeón a Alianza Lima luego de 19 años de larga espera. Las anécdotas respecto a lo que rodeó esa merecida consagración  no se hicieron esperar.

En Talara, para pagar el hotel donde nos hospedamos, tuvimos que secar con plancha los billetes luego del piscinazo que nos mandamos. Ya en el avión, el piloto saludó a todo el equipo y nos permitió lanzar tres hurras por Alianza Lima. Fue algo espectacular porque los turistas, asombrados, nos tomaban fotos y compartían con nosotros la alegría de ser campeones. Pero mucha gente, de cualquier equipo, se alegró y contagió de la emotividad del pueblo; por orgullo no lo van a decir, pero estoy seguro que más de uno se alegró cuando Alianza Lima campeonó.
Álex en Chincha, en uno de los últimos recorridos del club en honor a los 'Potrillos' caídos en Ventanilla. Su cercanía a ellos lo marcó para toda la vida.
Los jugadores querían saber cómo sacarle a vuelta a Pinto y él sabía quiénes querían sacarle la vuelta. Tocaba la puerta a la una de la mañana hasta a mí y me preguntaba dónde estaban. Una noche llegó a casa de un jugador y le preguntó a sus padres por él. Le dijeron que estaba durmiendo y, no contento, subió al cuarto a verlo. Al bajar dijo: 'Ah, él es bien precavido. Se acuesta con ropa y zapato para levantarse temprano al día siguiente' y se fue. Luego, jugadores y técnicos se compenetraron bien, y el día que campeonanos los jugadores abrazaron a Pinto. Hasta algunos como Waldir (Sáenz) están muy agradecidos con él”, relata Álex con una sonrisa cómplice.

Pedirle un equipo ideal de Alianza Lima es una tarea vana. No porque falten figuras en su memoria, sino porque tendría hasta cuatro onces que proponer. Para Álex, Alianza tuvo la suerte de tener jugadores que brillaron con luz propia y escribieron con grandeza la historia del club, un motivo más para explicar su pasión perpetua por la blanquiazul. Pasión que, a la despedida de esta entrevista, intenta explicar.

“Alianza Lima es un sentimiento, una pasión. Creo que el que es aliancista sabe comprenderlo porque lo siente y lo vive. Quizás las palabras quedan cortas pero te transforma. Ser aliancista no es fácil y dejar de serlo es imposible”.

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