MI AMOR POR 'PERICO'

'Perico' y Dora en uno de los viajes donde la vida y el fútbol los embarcó (cortesía Dora Peña León)

El 29 de junio de 2020, Pedro Pablo León (solo 'Perico' para ella) cumplió un año más de vida. Dora Peña, su compañera aún a la distancia, así ha decidido mientras enciende las velas de una torta en nombre del inagotable amor que los unió. Esta es una carta suya; una carta en la que agradece el cariño que los aliancistas le prodigaron desde antes y durante aquellos momentos difíciles; una carta para el amor de su vida.

Soy Dora Peña León, esposa de Pedro Pablo 'Perico' León, y en estas líneas quiero expresar que estoy muy agradecida con la hinchada de Alianza Lima, que siempre ha seguido y admirado a mi esposo como jugador de fútbol. Yo lo admiro, lo amo y lo adoro por lo buen hombre que ha sido.

A pesar de que -yo sé- ha sido un ídolo, nunca hacía alarde, nunca decía todo lo que había jugado o que le había hecho un gol a Cejas y todas esas cosas. Le doy gracias a Dios por ponerlo en mi camino, porque como esposo ha sido el mejor.

Lo conocí por 'Babalú' Martínez cuando regresó del Mundial y desde ahí no nos separamos más. Cuando nos fuimos a Ecuador para que juegue por el Barcelona fue todo un reto, pues no sabíamos lo que pasaría más adelante, pero confié en él, viajamos y todo salió con éxito. Así estuvimos juntos a lo largo de 49 años, con mucho amor, respeto y alegría. Siempre fue un tremendo bailarín y a mí me encantaba verlo bailar.

A mí me ponía muy feliz verlo contento cuando tenía un buen partido. Los momentos en que más feliz lo vi fueron: cuando le hizo el gol a Cejas, de Argentina; cuando hacía goles en los clásicos, que me decía que siempre eran especiales; y cuando hizo ese gol de chalaca para el Barcelona y viajamos por la Copa Libertadores.

'Perico' y Dora, varios años después con el mismo amor y buen humor (cortesía Dora Peña)

Después de su retiro, cuando fuimos a Estados Unidos, pude ver cuánto lo querían, porque cuando empezó a trabajar siempre recibió ayuda de todos los peruanos con los que compartía, hasta incluso de uno de sus jefes, que era chileno lo apreciaba mucho. Así fue aprendiendo y sintiéndose orgulloso, porque mis hijas se convirtieron en profesionales. Claudia es profesora bilingüe, de español e inglés, y Gina estudió Sistemas. Fue tan querido, que gracias a un señor de Inmigración que le tenía mucho cariño, no sé cómo, pero lo hicieron americano aun sin saber inglés.

Desde que lo conocí hasta cuando estuvimos en Estados Unidos, supe que Alianza Lima era todo para él. Era aliancista a muerte, porque estuvo ahí desde los ocho años, y siempre extrañó a su equipo. Incluso cuando llegamos a Lima nos regalaron un muñeco de un león y tiene los colores de Alianza. Siempre duermo con él.

Sé que lo recordarán y extrañarán como lo hago yo, como un hombre noble, bueno y cariñoso, que no era apegado a la plata y que siempre tuvo bonitos valores. Porque él no era peleón, no le gusta trompearse. Y eso es tan importante como el ídolo que fue para los aliancistas. De ellos no quiero olvidarme, porque me han mostrado en este tiempo todo el amor que le han tenido siempre. Se los voy a agradecer por siempre.

Dora Peña León