Diego Ávalos
(@DiegoAvalos21)
Alianza Lima
es un barco a la deriva. Fue en búsqueda del cofre del tesoro con tripulantes
temerosos, sin valentía y con un capitán que camina por la borda, con los ojos
vendados y sin voz en el grupo. El cuadro íntimos volvió a caer en la Liga 1,
esta vez ante Deportivo Municipal. Suma seis derrotas consecutivas y no se le
ve margen de mejora.
Luego del
resultado adverso ante Ayacucho por dos a uno, Mario Salas preparó una
alineación poco vista en su arsenal de estrategias: un 3-5-2. Dicha formación
fue usada por última vez en la derrota ante Universitario por 2-0 en el
Monumental, siendo también el último partido de Pablo Bengoechea con el buzo aliancista.
Volviendo al encuentro, Alianza comenzó el partido con gran parte de la dominación del balón. Con el regreso de Beltrán y Rodríguez la zona defensiva tuvo buenos pasajes de seguridad, ayudando mucho a Quijada, que últimamente estaba fallando en esa función. A estos tres defensores se les sumaron dos carrileros: Rosell por izquierda y Salazar por derecha, cuyos despliegues en ofensiva para ayudar en el ataque fueron buenos, mas su retroceso al momento de defender fue desfavorable.
La
reaparición de Rinaldo Cruzado generó un orden en el mediocampo, dejando a
Ballón para prestarse al ataque. No obstante, esta disposición dejó nuevamente
a Carlos Ascues sin una labor clara en la volante. En la delantera Patricio
Rubio se mantenía en el once, esta vez acompañado de Oslimg Mora, quien dejaba
la banda derecha para actuar como un segundo delantero.
El primer gol
llega luego de un error en la defensa de Municipal y la buena presión ejercida
por Ballón. Su envío termina siendo pivoteado por Rubio y empujado por Mora al
fondo.
Comenzaba el
complemento y Alianza continuaba con el dominio, pero no lo reflejaba en el
marcador. Perdonó con la chance fallida de Rubio y, del otro lado, Alfani no se
tomó tales licencias, pues anotó la paridad momentánea tras un grosero error en
salida de Rosell. El rostro de los suplentes y del entrenador chileno volvía a
mostrar ansiedad y preocupación, las cuales después se agravarían.
Ni con el ingreso de Aguilar, Gómez, Gonzalo Sánchez o Miguel Cornejo (quien falló un mano a mano) el equipo levantó en lo anímico. Corrían los minutos finales y ya algunos presagiaban que lo peor estaba por venir.
Luego de
horrorosos errores en defensa, Córdova apareció con un derechazo para decretar
el gol de la remontada para los ediles. La defensa se quedó perpleja, mirando
el verdoso campo del Gallardo, y Rivadeneyra, quien tuvo buenas atajadas, quedó
de rodillas, observando cómo el rival celebraba eufórico un triunfo que
significaba más que tres puntos.
Ya nadie
escucha al capitán del barco, los tripulantes con más experiencia se quedaron
sin argumentos y el resto se ha contagiado del temor por los fantasmas.
Oficialmente Alianza Lima coquetea con el descenso y, a falta de siete
jornadas, parece no existir un líder que lo convenza de cambiar esta situación.
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