SILENCIO EN LA SALA

 

Alianza Lima consiguió una segunda victoria en la Liga 1 que sabe a poco. Supo aprovechar en pocos minutos las flaquezas de Llacuabamba y se llevó el triunfo con goles de Rubio y Ascues, quien dejó una celebración tan patética como su rendimiento de este año.

Gustavo Prellwitz

En su mundo alternativo, Carlos Ascues es el rey, su capricho es ley, los hinchas que no lo adulan incondicionalmente no son verdaderos hinchas y los que critican sus trasnoches y malos rendimientos de este año merecen ser callados. 

Es en ese mundo de cabellos prematuramente oxigenados e intolerancia a la crítica donde las pequeñas victorias se convierten, para muchos otros, en una venganza ansiada por sus egos. Legitimar los desaciertos de estas mentes pequeñas (de rápido contagio a los más jóvenes) nos condenará, indefectiblemente, a nuevos papelones deportivos.

Con algunas dudas, Alianza Lima sumó su segundo triunfo consecutivo en el Apertura. Los dirigidos por Salas fueron contundentes en momentos claves del partido y se impusieron 2-0 a Deportivo Llacuabamba.

En los primeros minutos, Alianza Lima controlaba las acciones, con Joazhiño Arroé el hombre más participativo, apareciendo cuando Alianza más lo necesitaba y un pase largo a Mora que quebró el trámite del encuentro.


No obstante, Deportivo Llacuabamba, con Álex Valera como protagonista, tuvo a mal traer a la defensa blanquimorada. La figura de Ítalo Espinoza emergía para darse un baño de confianza tras la fatídica noche de Copa Libertadores.

Para la segunda etapa, el ida y vuelta del compromiso, más desatenciones en ambas defensas, le daban un toque atractivo al encuentro. El pase de Arroé, ejemplo de la sorpresa que tanto requiere Alianza, encontró a Oslimg Mora en soledad. Control y centro rasante de este para encontrar a Patricio Rubio de cara al gol. Premio al esfuerzo para el chileno, casi desamparado en el área en tantos ocasiones.

Luego llegaría el segundo por medio de Ascues. A pesar del gol, el partido del volante fue opaco, intrascendente en lo ofensivo y defensivo. En la narración del encuentro se mencionaba el aporte de Ascues recién cuando este se enchufaba y ahí radica el problema. Un capitán es aquel que está al mando de un equipo y su presencia debe ser guía desde el minuto cero, no esperar a que esté buen humor para rendir. El tanto no tapa su accionar de esta tarde.


Todo triunfo sirve, el de hoy fue vital para lo que es la suma de puntos en el acumulado, pero no puede ocultar las múltiples falencias a corregir. El verdadero hincha quiere lo mejor para el club y exige, aún en sus discrepancias, errores y exageraciones, algo más que solo chispazos de fútbol por cinco minutos, que no tapan el sonoro fracaso internacional.

Hoy no queda mayor opción que remar a la propuesta que Salas que, aún con errores por corregir en situaciones puntuales del partido, se mantiene firme. Que encadenar dos triunfos consecutivos, sea al final, el primer paso a algo más grato que un futbolista silenciando a tribuna despoblada.

EL PUNTAJE DE LOS LECTORES DE ALIANZA HISTORY:

Espinoza (7); Medina (6), Beltrán (6), Duclós (6), Caro (6); Ascues (4), Cornejo (6), Arroé (7); Aguilar (6), Rubio (6), Ferreyra (6)

Ingresaron: Mora (6), Sánchez (5), Rosell (5), Montoya (6)


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